octubre 19

Hoy, siniestramente, perdí una más de las relaciones constituidas por la casualidad.
La casualidad a veces forja naderías, caprichos paralelos, pendejadas cósmicas, aventuras incongruentes, relaciones de estupida belleza, errores harto importantes, amores inexistentes, humores infernales, payasadas pasajeras, y tristemente: recuerdos de una eternidad imperecedera.
me gustaría que todos nadáramos en los mares de la mierda inexistente del amor surreal; que confeccionáramos los trajes vistosos de la desnudez perdurable, que comiéramos las carnes devoradas de los amantes ociosos, muertos, maliciosos y fríos, que respiráramos, si podemos, los aromas pasajeros de la reencarnación del desamor, vertido de odio, de azufre, y de la sangre de todas las virgenes que se han entregado por amor, si es que se entregaron; me gustaría, toda una sinfonía destructiva de lascivos y lastimeros gemidos angelicales, virginales y humanos. ojala, el recuerdo pueda ser susceptible y escamotearnos, de vez en cuando, algún buen momento; desearía poder perder el camino correcto que nace en la paradoja constituida de las verdades dichas y sobrantes… todo esto, tal ves más, con el único propósito de verificarte en la nada, de saber que tu percepción se hace nada al momento de encontrarnos henchidos de deseos prematuros, promiscuos y acabados. Al fin, tendremos que procurar la lateralidad oblicua que nace en los rasgos superficiales de las mentiras. Aceptarla, comprenderla y obligarnos a sentirla en común acuerdo con el odio que nos sentiremos.