Site Meter

22 de marzo de 2009

key generator, generador de llaves aleatorias

Siempre me ha incomodado la idea de perder la llave. cuando eso ocurre, me vuelvo insoportable. Es mejor, según mi madre o conocidos, no acercarse a mi durante algún tiempo so pretexto de la salubridad doméstica y mental.


Una vez perdí mi llave, al momento mismo en que se celebraba una pequeña fiesta en mi apartamento. el lugar, como era costumbre en esos días, estaba lleno; había gente de muchas partes y de todos los colores, posturas y rincones: vecinos, conocidos; algún insurgente militante con el partido opositor, gente del ultraderechismo más longevo e indestructible, sibaritas tecnológicos cosmopolitas, aficionados del fútbol mexicano, del argentino y el europeo; gente de una editorial amarillenta de sociales(dedicada al lucro de imagen), gente que vendía y distribuía materiales para el ensamble de laboratorios clandestinos para el procesamiento de pseudoefedrina y artículos cosméticos(que, curiosamente, vestían sino idéntica similarmente a los de la editorial); un grupo de personas de procedencia peninsular, continental, insular y meridional; entidades extraterrenas, compañeros de aula, compañeros de parranda, de juego; coincidencias, a las cuales sólo se le puede dar reproche al destino(si es que existe) o son ejemplo típico de accidentes causales; incluso, y cómo no, estaban algunos extraños y por su puesto algunas de mis aventuras casuales también se dieron cita convocadas por el bullicio que se venia haciendo de camino acá, motivadas, no tanto por tan ejemplar y nutrido grupo de convidados sino por la resonancia cuasi armónica, que ofrecía tan conmovedor desfile, integrando una influencia inevitable en el anímico generalizado y que estructuraban sendos canales sensitivos que conectivamente lograba captar un bienestar comunitario amplio y emocional, para, inconscientemente, verse presa de la hipnosis que la fiesta y su accidente inducen a niveles tan elevados que en el último de los momentos, se descubrían así mismos siendo parte de tan colorido festín, festín que, dio su estado inaugural en el momento en que fuimos invitados a salir del arrabal en el que nos encontrábamos varios nuevos amigos y este, su humilde servidor, so pretexto del cierre de caja que se efectuaba todos los días y sin excepción a las 00:00 horas. Una vez pagada la factura, que por cierto, corrió por parte de distinguidísimo parroquiano, dirigimos nuestros pasos hacia el aparcamiento del inmueble donde en una un poco productiva charla delimitábamos aspectos del orden urbanista para poder encontrar alguna fórmula que resultara accesible, fresca, conocida, rápida y sencilla con la cual se asegurara la asistencia a mi humilde morada: que si te vas por el periférico, por el circuito, que llegas más rápido por el eje central, que si por Vallejo y/o Politécnico y Montevideo y del mismo modo en como dictábamos lo mejor de nuestros consejos experimentados en el caos de la hora pico, así de fácil ya estábamos instalados en la sala y el jardín de tan humilde y sencilla residencia con una cantidad de cerveza, drogas y por supuesto, piratería musical, que de solo mirar, deleitaba el apetito famélico de los convidados.

Durante el transcurso de la velada, divagué demasiado en problemas meramente ontológicos, poniendo especial atención a los malestares-anímicos y las patologías producto de la baja estima. mucho tiempo duré en esa especie de trance, motivo, de los pequeños excesos que en ese día ocurrieron. Sin embargo, durante el tiempo que duró, miles de pensamientos y nuevas ideas cobraban forma al descubrir un nuevo aparato que me serviría para dar sentido y diagnostico a potentes elucubraciones que en festejo más que experimentado, tomaban sentido, forma, carácter y vida propia: eran ese cultivo bacterial que se multiplicaba exponencialmente a cada nota de jazz, en cada brindis, en una carcajada vomitiva, en un llanto un poco sutil, anónimo o meramente colectivo: alarmantemente cacofónico. Toda esa aleatoriedad se construía así misma y por encima de la regla.

Todo este ideario de suculenta procedencia fue roto por la ebriedad de un vecino que en ese momento decidió partir; a éste, le siguió un sibarita enfurecido por no lograr romper el récord que establecí en el fabuloso Fred horas antes, premio ganado con honores y otorgado de la misma mano de Chabelo en conocido programa televisivo familiar allá por los 80's. Mientras tanto, en el jardín, cruentos diálogos de carácter deportivo cobraban fuerza entre la terna de clanes americanistas, chivistas y cruzazulistas versus el apenas notable grupo de defensores argentinos y europeos, y que en esta memorable ocasión, los protagonistas locales, tenían ideas y principios de regularidad constante y común. Más allá, por los rincones de la estancia, lúgubres esencias se mezclaban con la dialéctica editorial y el argot técnico del procesamiento de fármacos entre los grupos de sociales y los laboratoristas, platica que, en lo personal, preferí evitar dando una vuelta singular y notable en dirección de la mesa de juego improvisada en mi tablero de ping pong instalado cerca de la alberca y que era la mas concurrida no tanto por el nivel de destreza ni conocimiento en el arte del burro castigado, la brisca o la canasta, sino por el nivel de apuesta que se efectuaba en ella y al darme cuenta de no poder competir contra avatares de palenque, por el hecho de solo dedicarme a usar la baraja española para apilar triangularmente sus cartas decidí ceder el asiento libre a algún otro personaje con conocimientos sólidos en ese arte y escabullirme a la sala, paseándome por el jardín y ver al notable grupo de ultraderecha machacando con técnicas conocidas en el arte judicial al único convidado al que todos veían como culpable del malestar social que beneficia al país, dando certeros golpes y magistrales muestras de control de masas al pobre insurgente, estandarte del neomarxismo-socialista-comunitario, que ahora en lugar de portar su boina guinda con orgullo y en la parte superior de la cabeza, le servia de bosal. Un poco molesto por esto último, me dirigí al líder del grupo y con un tono severo e indignado le pedí de la manera más atenta posible que si quería someterlo y hacerlo hablar, no usara la alberca como medio de persuasión ya que en ella, espectaculares y voluptuosas sirenas invitaban a quien fuere a practicar la inmersión y el nado libre, a lo que éste, aceptó y en un modo muy peculiar y disciplinado me hizo un saludo, como si del mismísmo Führer se tratara. Ya más tranquilo por la promesa del ultra me dirigí al centro mismo de la fiesta a buscar a alguna de mis pocas conquistas e intentar persuadir con un poco de tacto su apático para lograr beneficiarme con la nobleza de sus encantos y virtudes y dejar de una buena vez, la estupidez de enriquecer mi intelecto en el estudio social y posponer para otra ocasión la formulación práctica de la teoría social múltiple no sin antes darme tiempo a hacer una evaluación finita y final. Pensamiento que fue roto por una voz estética y de modularidad perfecta y sonoridad etílica que mentaba mi nombre y me decía muy despacio quedo y cerca: ven, yo tengo lo que esta noche necesitas, y acto seguido: el sonido lascivo de miles de moscas, gusanos, flores, bestias, putas, amantes, alarmas, resortes y teléfonos se sincronizaron perfectamente al momento en que el estallido del orgasmo efectuaba sus interinos efectos de placer simbólico, efímero y evidentemente simulado: te gusto papi? Al despertar me encontraba flotando en una colchoneta en una alberca que en lugar de contener agua clorada se beneficiaba con un amplio porcentaje de botellas y embaces de toda índole, al revisar no había nadie con quien pelear por haber perdido mi llave.

Etiquetas: , ,

Send Me A MessageAudio Comentario