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12 de octubre de 2005

terapia

Los signos son constantes: fiebres, estreñimientos crónicos
frecuentes, sabor a cobre por las mañanas, malestares agudos e
incómodos en las zonas lumbar, media y alta, vahídos, ulceras,
diarreas ocasionales, y, conscientemente, recuerdos de carretera. La
ultima vez que vagaba por un libramiento que viene de Nvo. Laredo
hacia Monterrey, recordaba la asincronía existente entre las llamadas
recurrentes que le hacia a Ale Uve y la catástrofe de mis palabras;
no había de que hablar porque todo era accidental. Ese día, el radio
con CD y banda AM FM, escupía una lastimera rola de Juan Gabriel. Al
ver la gran pasta de huizaches, de cactos, de poblados ocasionales y
de vehículos espontáneos, imaginaba como sería "otra" llamada... el
final de la rola de JG, acompañado de un buen ensamble de metales y
percusiones, me recordaba que no habría por que preocuparse por los
signos graves de la fisiología, o arquitectura, si se lo puede llamar
así, de la relacionabilidad. Había ocasiones en las que fisgoneaba en
la utopía absurda de recrear o imaginar la posibilidad(inplausible) de
volver a verle, aunque fuera como lo hacia antes: a hurtadillas de su
conciencia, equidistantes miradas nunca encontradas ni enlazadas con
el emisor-receptor. Hubo fragmentos de esa noche, porque "viajábamos"
de noche, en los que el sueño, y el tedioso y largo viaje, me
obligaban a enmudecer el sentido, y caer en sueños profundos, en los
que se manifestaban los signos inalterables e inacabables de las
dolorosas y aterradoras enfermedades que me han atormentado desde hace
tiempo. Al llegar al otro día, ese mismo viaje, a Ciudad de México,
olvide la fragmentaria visión de la víspera anterior, alegrándome por
reinaugurar un festín más de dolencias y caprichos citadinos, que me
darían calma y cobijo en los próximo y venideros meses. Desde ese
pequeño viaje, no he dejado de terapiarme con la rola esa de JG, y por
añadidura, vienen y mueren esos síntomas inconfundibles del vahído y
sabores cobrizos, y las fantásticas llamadas, nunca hechas, a AV.
Después, todo queda en especulaciones soñolientas y en afirmaciones
incongruentes de que ocurriera en verdad.

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9 de octubre de 2005

mal sabor

odio la puta necesidad de algo, más, la de un pinche cigarro a deshoras.
te perdí, por un pinche cigarro, te noté por su humo, y me signifique, en su aroma... que absurdo! y que podrido!
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