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1 de abril de 2005

minus minus menus, menor, menos... Verdad

Soy el que menos amigos tiene. El que figura en la lejanía de lo meramente invisible, devastado, poco figurable: ese perdedor contemporaneo que intenta no hacer nada y permanecer en la estática, en el eter congelado y en las noches sólidas y poco veloces del domingo, leve y tremulo domingo. Jamás he intentado permanecer por mucho tiempo en la misma zona o tiempo: si, soy atemporal, ecléctico, extraño, alborotador y prejuicioso. No me importa. Soy el mero resultado de mis miedos, traumas y pesares. Soy el boleto de lotería nunca comprado, sin intención. el cheque rebotable que deja un hilillo de esperanza de quién se aferra a él, o se esperanza en su contenido. Mi contenido es obsoleto, anticuado, arcaico, antediluviano... ¿Por queno? Neandertal. Contengo los retazos que el tiempo y mi historia, y la de los demás, han dejado grabada en todos esos años que me ha robado la muerte, el silencio y la hirsuta y devastada aberración de creer: no creo en el amor, no creo en Dios, no creo en el Diablo, no creo en mi alteridad(al contrario, la justifico), no creo en las posibilidades: me apego mucho a las alternativas; no creo tampoco, en la humanidad: somos simples vestigios de lo decadente y del fracaso de la convivencia: proyectos ideales y penosamente inamobibles. Quisiera creer en la piedra que arrojé, en el llanto famelico que se escucha cuando los gatos se aparean, quisiera creer en el sueño reponedor que da la noche, el dia o ambos; me atrevería a creer en la lejanía del tiempo, del silencio y de la forma que jamas he encontrado en la sustancia de los pecados, de la carne sangrante y quemada; de todas esas balas y cuchillos que han martirizado y ofendido a los tiempos y los han dejado perdidos en insignificantes recuerdos putrefactos, hediondos y borrosos.

Nunca me atrevere a ver de nuevo mi reflejo en las cuencas de los ojos que me vean, ni de los refractarios pensamientos que aparean mi apariencia en los demás. Jamás volvere a fastidiar a nadie con mi sonido, con mi movimiento, con la rareza de mi cabello, con el aroma que despiden mis ropas; jamás, encendere la llama de la dicotomía que me une a mi otro ser, no volvere a buscar nada que no merezca ser encontrado, no añoraré la secuelas de una próximidad precoz, vacua, disuelta en marchitas y salinas lagrimas escarlatas, o negras; no deambulare por los escondites que la vida nos ofrece, no me ocultare detras de las piedras lapidarias de mis instintos. Sólo, haré un pequeño sacrificio: te olvidare, y dejare de creer en ti, Verdad.
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Love

por no creer en el amor, te pueden mandar al Diablo.
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