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14 de julio de 2006

Afterborn night

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Jigoku Shuojo(Hell Girl)

En Febrero de este año, comence a descargar una serie nipona que pretendía ser buena. Sí que lo es(me diría mintiendo). Muy a pesar del carácter y forma que toman los episodios, resulta ser interesante ver las vertientes que podría ocasionar(y ocasiona) el odio. El carácter, forma, desarrollo y folklore japonés se ve latente: ¿En qué parte de su complejidad no se ve?
Viendo varias veces algunos de los 26 capitulos que al parecer componen la "primera" temporada, he podido darme cuenta de lo trascendental que resulta, no para todos, pero si para algunos orientales(incluso para todo el mundo) el matiz que la vengaza podría tomar por un odio predominante. La venganza y sus multiples sistemas son la línea a seguir. Sólo basta tener un pretexto bastante bueno(y un muy buen odio rencoroso) para convenir con Dios, o el mismo Diablo, si es factible una vengnaza. Yo, en lo personal, nunca me he vengado... debería hacerlo... si lo hiciera, le buscaría y le seguiría con sigilo, con moviemientos trémulos y calculados, viendo de soslayo el movimiento que le sugieren sus impulsos; escuchando, el sonido del aire al ser cortado por su figura, estudiando su comportamiento uniforme e inesperado, de igual forma: asechando, para verle de frente y reír, a la vez que apunto el revólver en medio mismo de su mirada y jalo el gatillo que percutirá la bala que le de fin a nuestra historia personal. Hay pretextos sobrados. Nunca me bastará poco para hacerlo.
Como en todas las historias, ésta, no es la excepción: Finales felices. La vida es tan apócrifa, que suena escandaloso no encontrar algo de ficción en ella. La vida(y sus acreedores y beneficiarios) mismos quieren finales felices. Es el medio del que se vale para simular lo soportable. La simulación como recurso, es un artilugio netamente natural, si no lo cree, compruebelo.

Usando un viejo utencilio prefabricado surge una trama que tiene ligaduras muy convencionales: odio-venganza. Al principio(cap1) resulta interesante ver el desarollo. Con forme avanza(cap2, 3, 4,..., n.) se sabe de las porpiedades internas y repetitivas. En el intermedio de la serie, incurren nuevos personajes que hacen un poco más conectiva la trama, pero esto, no salva en nada a la serie. Más bien, la compromete entrometiendo un resultado feliz. El penúltimo capítulo, creo, resulta ser más sano y real: es veraz, aunque para algunos resulte confuso el por qué de la serie de suceciones que le dan pauta al moviemiento abrupto del orden normal de las cosas: o mas bien, diría yo: lo que se espera como constante normal de vida.

Más allá de ser una idea de inventiva, que surja de la necesidad por encontrar alguna forma interesante y vistosa, diré creativa, resulta ser solo un pequeño reflejo de la vision global que la neo-global-society, vive.

Desde siempre, es sabido, existe la venganza: la historia está llena de ella: leyendo novelas, hojeando un anuario, viendo un poco los titulares, esuchando(sin querer o queriendo) al vecino, amigo o enemigo, confidente o extraño, hombre o mujer, amor o desamor, encuentro o pérdida, luz de día o negro noche, tv o radio, blanco o negro, in out, ying yang, X Y o Z y tiempo, negative karma positive karma, ping pong... y bla bla bla bla bla... Para que una venganza sea posible(já, que irónico) debe de exisitir un odio profundo(hay algunas que se llevan por menos). Para realizarla, y a lo que estamos acostumbrados, basta invocar a algún demonio, furia, diablo o a algún innombrable y prometer en pago el Alma: lo que se es, la definición básica de cada cual, en fin: la personalidad y sus podredumbres. Mucho tiempo después, o dependiendo de la convención, será pedido el pago por lo que quiera que se pidiera. La imaginación es meramente un cofre cerrado, hay mucho más para pagar. No terminará así esto, me gustaría profundizarmelo más, no para ustedes, fieles lectores, sino para mi. Jigoku Shuojo es puro pretexto, la verdad es otra.
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12 de julio de 2006

Diarioteca

  • Estuve escuchando por mucho tiempo a Carmina cantar un estribillo pleonástico de alguna rutinaría canción pop.
  • Ví a Carlos con su afamado balón Etrusco haciendo parapléjicos y exclusivos movimientos de dominio.
  • Leí con desinterés algunos blogs, periódico, gaceta, y el libro de recetas que le robé al chef del hotel donde trabajaba.
  • Usé el mismo camino para ir al trabajo... y el mismo para regresar.
  • I do the same work in the work
  • Ví la misma mirada verde, en la misma acera, con el mismo traje y la misma fregancia.
  • Escuché el mismo EP que he venido escuchando durante algún tiempo.
  • Fumé la misma cantidad de tabaco que acostumbro fumar.
  • Busqué lo mismo de siempre.
  • Oprimí mi pecho por segundos, haciendo ejercicios respiratorios como lo hago haitualmente.
  • Lastimé.
  • Corrompí.
  • Mentí.
  • Juré.
  • Prometí.
  • Vertí el suelo con fragmentos carmesí: purpureo aroma, y oculo fervor.
  • Hice del sueño un poco de verdad.
  • Agradecí su pérdida de nueva cuenta.
  • Me hice jurar no olvidarla.
  • Cambié la arquitectura soñolienta por una más despierta.
  • Dibujé un cuadrado en el aire.
  • Pensé en dejar algunos vicios, como lo he venido pensando desde hace años, fuera de lugar, tiempo y en espacio.
  • Volví a escribir...
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