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22 de octubre de 2004

Alas de Ángel escarlata y lágrimas quebradas

Alguna vez, Héctor, Daniel y yo, fuimos a beber al rock stock, esa misma noche, tocó una banda de nombre "Lágrima Escarlata" y otras tantas. Sólo recuerdo a "Urbaneta" de las demás. La anunciadora los presento y reí al momento dijo el nombre de la banda. Después de escucharlos, decidí reírme más (la decisión no me importó).
Jamás se me hubiera ocurrido un nombre tan fatal.
Un día fatal, llore lagrimas escarlatas dentro del carro.
En el estacionamiento donde deje el carro comí alitas picosas y un boing de mango.
Unas alas de ángel se quebraron en el cinema de arriba del estacionamiento underground donde deje un auto, y en donde proyectaban matrix revoluciones (jamás volveré a ver películas joligudences(me juraba recriminatoriamente)).
La matri(z)x revoluciono el estado natural de las cosas, arrojó un poco de velocidad al estado de calma y quietud que habitaba en ésta esquina universal del cosmos, dio vida a la célula y la célula al cáncer: nació la violenta realidad.
Una noche real, hubo violencia cuando una lagrima escarlata salió y anunció la fatalidad venidera a la víspera del nacimiento de la lagrima escarlata y las alas de ángel quebradas en los intersticios lúgubres de un cinema con canales underground y artefactos aparcados en las orillas circunspectas del tiempo, la vida y la relacionabilidad existente en un mundo de seres diversos, complejos y muy solos.
Dentro de un carro, en un día fatal, aparcados en la orilla primordial de la nada, se redescubrió la violencia coloreada de escarlata; alas rojas infernales, se despojaron de la blancura quebrada por la noble belleza de lo ideal, el blanco sucumbió al perenne lenguaje del terror, que se vive, en los intestinos, venas y reductos del tiempo, la vida y la relación de cientos de almas solitarias. Todo cambió en realidad análoga, la velocidad me impactó hacia la vertiente inexplotable de la legión de la ley, las alas de Alejandra se quebraron, lloré trágica y amargamente la ruptura, la pérdida, el cambio de estaciones, y el cambio de pieles.

Una vez, impacte el auto contra un auto-patrulla, al final, volví. Lloré, al igual que ella. Reconocí el tiempo, mordí el silencio.
La matri(x)z, se hundió en el silencio perpetuo del olvido y el vicio.
Dentro de el carro, en un día fatal…
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